César Acuña está aterrorizado, su rostro dudoso lo confirma, su discurso que ahora quiere parecer serio ha perdido la mofa de hace unas semanas atrás cuando se creía victorioso frente a todos y su seguridad fingida denotada en su reciente frialdad al comunicarse así lo demuestran. Pero cómo no estarlo si poco a poco la red de sus mentiras se develan, la más reciente revelación ha sido el presunto plagio que cometió Acuña para obtener el grado de doctor, otorgado por la Universidad Complutense de Madrid. Este plagio —según los acusadores— se puede ver en la tesis doctoral titulada “Competencia docente y rendimiento académico del estudiante de la Universidad Privada en el Perú” la cual muestra a un intransigente César Acuña que no contento con copiar una sola vez ha copiado páginas tras páginas de distintas obras intelectuales de distintos autores, sin citar fuentes ni hacer un correcto uso de la bibliografía. 

Un tremendo escándalo que no sólo ha remecido el ámbito nacional sino hasta el internacional pues la Complutense ha dado el grito en el cielo al enterarse esa acusación que cae sobre Acuña y ha decidido llevar a fondo una investigación para constatar el plagio, de ser cierto esta imputación la credibilidad de César Acuña se vería afectada aún más pues nadie se olvida —que el candidato que enfatizó tener infinidad de títulos y sobre todo el de doctor de la Complutense especializado en investigación, diagnóstico y evaluación en la intervención educativa en el CADE 2015— sus videos donde ofrecía de todo a cambio de votos, las acusaciones sobre manejar los recursos de la Universidad César Vallejo para su campaña presidencial, las denuncia de su exesposa por maltrato físico, las denuncias de una trabajadora por maltrato laboral. 
Pero la indignación va más allá pues de ser cierto el plagio, la imagen de Acuña limitaría aún más su discurso, que ha sabido mostrarse como una falta de conocimiento de la realidad y como una mezcla incierta de parámetros políticos que no cohesionan. Nadie, y creo que ni Acuña podría explicar del porque han juntado al perro, al gato y al ratón en un ambiente democráticamente hostil, la sobrevivencia de su terna congresal siempre estará destinada a la bronca intolerante.  Nadie puede explicar cómo ha llegado a un efímero segundo lugar de las encuestas siendo siempre Acuña un detonante de promesas que se contradicen día a día, decir que controlará los precios y luego no, demuestran un poco compromiso con su plan de gobierno y un escaso interés en el verdadero desarrollo de un país que pide salvación a gritos. 

Si bien Acuña sigue invirtiendo millonadas de dinero para su campaña electoral y sigue captando votos con la imagen del emprendedor que ahora es millonario —todo un magnate del norte del Perú—no ha podido comprar responsabilidad ni personalidad, pues no asistir a un foro anticorrupción (donde estarán todos los candidatos presidenciales hablando sobre sus propuestas) demuestra que el de la “raza distinta” no es más que una demostración que el dinero en exceso desnaturaliza y embrutece el raciocino. Progresivamente César Acuña ha ido de fracaso en fracaso, sepultándose poco a poco en el terreno de la desconfianza de los votantes y destruyendo casi totalmente la mentira que él construyó de si mismo.

Si analizamos bien, pareciera que César Acuña ha estado por años construyendo sistemáticamente una imagen de él, una viñeta de el mismo que muestre una desmedida superioridad que impacte al país de tal manera que el Perú comprenda que no hay nadie mejor que él para ser presidente de la república. Pero en realidad es todo lo contrario, César Acuña ha demostrado que es la persona menos apta para tomar las riendas de este país, pues un eventual gobierno de Acuña nos llevaría al fracaso en poco tiempo, nos atrasaría con una crisis más grande que la del quinquenio del 85 y quizá de la misma magnitud que la de Venezuela. La candidatura de Acuña al principio parecía pintoresca y llamativa, pero realmente es una candidatura que está demostrando irresponsabilidades políticas y éticas que son un peligro latente pues estamos ante una candidatura que podría dañar al Perú irremediablemente.